La acumulación de aguas en alcorques y charcos en la calle es una tentación para muchos de nuestros perros en un día caluroso. Pero dejar que un perro beba agua de un charco es arriesgarnos a que sufran un problema de patógenos o parásitos, ya que los acúmulos de agua son medios muy apropiados para que proliferen este tipo de microorganismos.
¿Qué pasa si un animal toma agua sucia?
La primavera es una estación en la que suelen alternarse días de lluvia con otros de clima veraniego con altas temperaturas. Esta climatología es el caldo de cultivo perfecto para que en los charcos se desarrollen distintos patógenos.
El riesgo dependerá mucho de la superficie en la que se haya acumulado el agua y también de la zona donde se encuentre. No es lo mismo que un perro beba de un charco formado en una roca, o que beba de un charco en mitad de un camino de tierra por donde pasan vehículos y todo tipo de animales.
¿Qué hacer si mi perro bebe agua estancada?
La mayoría de microorganismos necesitan un medio acuoso para sobrevivir, por esta razón cuando el agua se acumula y se estanca muchos de ellos proliferan.
A diferencia de un río donde el agua se renueva constantemente, en un charco el agua se calienta rápidamente provocando que en cuestión de horas los microorganismos se multipliquen.
Existen varios tipos de microoganismos peligrosos si un perro los ingiere al beber agua estancada. Uno de ellos son los parásitos. Aunque la mayoría no provocan cuadros graves, pueden dar complicaciones en perros con enfermedades digestivas o cachorros con un sistema inmune aún inmaduro.
Algunos parásitos presentes en los charcos son los coccidios y las giardias y en la mayoría de casos el foco de infección son las heces de otros animales. El agua de lluvia arrastra estos patógenos y los perros se infectan al beber. Suelen provocar cuadros digestivos de vómitos, malestar, menor apetito, dolor de tripa y/o diarreas.
Las bacterias son también un riesgo cuando un perro bebe agua estancada. La escherichia coli tiende a acumularse en los charcos y puede dar problemas digestivos de cierta gravedad. Otros patógenos como las cianobacterias o las amebas también pueden provocar cuadros de gastroenteritis e incluso generar una disbiosis intestinal.
La leptospirosis es otro de los microorganismos que pueden contaminar el agua de los charcos, especialmente en zonas urbanas. Se trata de una bacteria que se transmite por la orina de los roedores, que puede afectar a los perros de forma grave y que también puede contagiarse a las personas.
Tampoco podemos olvidar que en las ciudades existe un alto nivel de contaminación en el ambiente y en el suelo, contaminantes que son arrastrados por la lluvia acumulándose en los charcos, que de esta forma pueden contener niveles peligrosos de ciertos químicos. También en ocasiones puede haber restos de productos de limpieza (lejía, detergentes, amoniaco, etc) que supongan un riesgo para nuestras mascotas.
¿Qué hacer si mi perro toma agua de un charco?
Aunque estamos acostumbrados a enseñar a los cachorros a que vengan a la llamada o a que se sienten en un semáforo, pocos propietarios enseñan a sus perros a no comer o beber del suelo.
Cuando vayamos a dar un paseo, especialmente en los días de calor, es imprescindible que llevemos una botella con agua fresca. De esta forma evitamos que el animal pase sed e intente saciarla en un charco. Si estamos en una zona especialmente sucia es preferible llevar atado a nuestro compañero para evitar tentaciones.
La mayoría de animales tienen un estómago muy resistente y sus jugos gástricos son capaces de eliminar prácticamente cualquier patógeno que entre en su cuerpo. Sin embargo, en algunos casos estos microorganismos son capaces de escapar a las defensas y provocar problemas de salud.
En estos casos es importante realizar un ayuno de comida, mantener hidratado al perro y acudir al veterinario si los síntomas son muy intensos, duran más de 24 horas o si el animal no tolera los líquidos.