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Pioderma canina: Síntomas, tratamiento y consejos

La pioderma canina es una enfermedad que se desarrolla por la acción de bacterias sobre la piel del perro. Aunque no tiene porqué ser grave, si se extiende puede ser muy seria para los animales, ya que es capaz de crear úlceras y heridas de consideración, que si no son tratadas de la manera adecuada pueden llegar incluso a provocar la muerte del animal.

Una de las enfermedades que más alerta causan en los propietarios de perros es la pioderma canina, ya que sus síntomas son especialmente desagradables para los animales. Esta patología les produce picores intensos que derivan en eccemas y heridas asociadas al continuo rascado de las zonas afectadas.

Aunque se trata de una enfermedad muy común en perros no deja de ser desagradable, ya que muchas veces lleva asociada la desaparición del pelo y la aparición de llagas. Afortunadamente, con una detección precoz y un tratamiento adecuado los síntomas suelen desaparecer por completo, con lo que el área de piel afectada poco a poco irá recuperando la normalidad.

Qué es la pioderma canina

La pioderma canina es una infección provocada por la acción de bacterias (estafilococos), que al debilitar la piel favorecen la entrada de otros patógenos que pueden llegar a generar daños importantes. Una vez desencadenada la infección la población de bacterias sufre un incremento exponencial que genera una serie de síntomas.

Existen algunas circunstancias que pueden favorecer la aparición de esta enfermedad y la primera de ellas es que el animal sufra algún tipo de alergia. La piel de estos animales es más propensa a sufrir otros trastornos, hasta el punto de que la alergia ambiental (atopia) suele aparecer asociada a la pioderma en muchas ocasiones.

Por otro lado, la presencia de determinados parásitos también es un vector que favorece la aparición de la enfermedad, ya que la acción de los ácaros deteriora la piel debilitándola y haciéndola más sensible.

La aparición de esta bacteriosis suele estar asociada a periodos en los que nuestra mascota se encuentra baja de defensas, bien sea por un cambio de estación o por la aparición de alguna otra enfermedad, de manera que el crecimiento bacteriano aparece gracias al mal estado de las defensas del animal.

Cuáles son los síntomas

En primer lugar hay que diferenciar entre las piodermas superficiales y profundas. La primera de ellas afecta a la epidermis, es decir a la capa más superficial de la piel, mientras que la segunda afecta a la dermis, la parte más profunda, y pueden llegar a extenderse por todo el tejido subcutáneo generando un serio problema.

El principal síntoma que sufren los animales afectados es una picazón local generalizada que provoca el rascado y lamido constante. Esta acción desemboca en la pérdida de pelo en la zona y en la aparición de heridas y costras que por la acción de las bacterias emite un olor desagradable.

El rascado intenso provoca una alteración de los folículos pilosos y su inflamación superficial o profunda. Esta segunda forma se manifiesta mediante la aparición de úlceras y nódulos en la piel del perro generando una destrucción importante del tejido cutáneo.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de esta enfermedad debe ser realizado por un veterinario mediante la realización de una citología (estudio de las células del perro), aunque en ocasiones puede ser necesaria la toma de muestras mediante una biopsia y su análisis en laboratorio.

pioderma en perros

Una vez diagnosticada la enfermedad el veterinario procederá a la prescripción de un tratamiento antibiótico, generalmente proporcionado al animal por vía oral.

La curación de las piodermas necesita de un amplio periodo de tiempo, durando un mes el tratamiento en el caso de las piodermas superficiales y al menos mes y medio en las profundas. Para evitar resistencias en las bacterias y la reaparición de los síntomas el tratamiento debe seguir suministrándose al menos dos semanas después de la desaparición de las señales de infección.

Hay que resaltar que esta enfermedad puede afectar seriamente a los tejidos cutáneos, llegando a provocar daños en la musculatura si avanza sin control ni tratamiento. La evolución de este cuadro de enfermedad puede generar una septicemia, infección generalizada que provocará muy posiblemente la muerte del animal.

En ocasiones los tratamientos antibióticos se pueden complementar con la aplicación de champús específicos para el tratamiento de la pioderma. Estos productos tienen incorporado un antiséptico -clorhexidina- que ayuda a la eliminación de las bacterias de la piel.

Consejos de higiene y alimentación

En cuanto a remedios caseros o naturales debemos decir que no existe ninguno realmente efectivo, sin embargo incluir ácidos grasos en la dieta si que puede ser eficaz de cara a la recuperación de la piel y el control de síntomas.

El mejor remedio frente a esta enfermedad es el mantenimiento de unos hábitos de higiene apropiados. Cuidados como la desparasitación, la alimentación, el baño y el cepillado serán fundamentales para asegurar una buena resistencia de nuestro perro frente a esta enfermedad.

Finalmente, destacar que aunque la pioderma no es contagiosa para el ser humano, esta enfermedad podría llegar a trasmitirse si se contacta directamente con una herida.

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