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Alergias alimentarias en perros: Todo lo que debes saber

Un problema cada vez más frecuente entre nuestras mascotas es la aparición de alergias alimentarias. Aunque existen algunas razas más propensas a sufrir estos trastornos, se trata de un problema que puede afectar a cualquier animal, siendo sus primeros síntomas la diarrea y el picor. Tras el diagnóstico el tratamiento se basa en la utilización de diversas opciones en cuanto a piensos, así como el empleo de dietas alternativas que excluyen el alimento que provoca la reacción.

Desde hace un tiempo los veterinarios vienen alertando que, tanto en perros como en gatos, cada día son más habituales las consultas debidas a problemas digestivos. La vida sedentaria, la alimentación con piensos de baja calidad o mal formulados, la falta de alimento fresco o la ingesta de alimentos caseros, son algunas de las razones que se asocian a estos trastornos.

En este sentido los veterinarios señalan que las patologías que más han aumentado son las alergias alimentarias. Se trata de reacciones asociadas a la ingesta de algún alimento y que presentan una sintomatología muy variable, desde cuadros digestivos leves de malestar o gases hasta cuadros más graves con afectación de otros órganos más allá del estómago o el intestino, y que se manifiestan con distinto grado de intensidad.

¿Cómo saber si tu perro tiene alergia alimentaria?

Las alergias pueden aparecer en nuestras mascotas a cualquier edad, ya que el sistema inmunitario cambia a lo largo de su vida. Sin embargo, la presencia de estos trastornos son más habituales en animales jóvenes entre 1 y 3 años.

Hay que saber que una vez que aparecen las alergias tienen un carácter crónico y suelen agravarse con el paso del tiempo, razón por la cual puede comenzar con diarreas puntuales y acabar provocando dermatitis intensas si no se tratan adecuadamente.

alergia alimentaria en perros

Antes de nada hay que diferenciar entre dos problemas: alergias e intolerancias. Se trata de dos trastornos que pueden causar síntomas similares pero que no tienen nada en común. Las intolerancias se producen cuando el animal no puede digerir correctamente un alimento, apareciendo problemas digestivos como náuseas, diarrea, gases o dolor.

¿Qué alimentos causan alergia en perros?

Por su parte, las alergias alimentarias están provocadas por una reacción del sistema inmunitario encargado de defender al organismo de patógenos. En un animal alérgico este sistema identifica un determinado alimento como un peligro, por lo que responde a él de forma exagerada. Los síntomas van desde diarreas y vómitos hasta dolor intenso y problemas cutáneos como la dermatitis atópica.

Las alergias alimentarias afectan a machos y hembras por igual y pueden aparecer en cualquier individuo, aunque existen razas caninas especialmente predispuestas. De forma complementaria muchos de estos animales también pueden padecer alergias ambientales al pólen o a los ácaros del polvo.

El diagnóstico en muchas ocasiones se realiza a la vista del cuadro clínico. Los animales suelen comenzar con picor y dermatitis generalizada, llegándose al diagnóstico final mediante una prueba de alergia realizada sobre una muestra de sangre y que permite identificar los alérgenos que causan la reacción.

¿Cómo curar la alergia alimentaria en perros?

El diagnóstico precoz es de gran ayuda para evitar que el cuadro evolucione y surjan complicaciones, ya que en muchas ocasiones es necesario aplicar un tratamiento sintomático para controlar, por ejemplo, las infecciones de piel. También puede ser necesario usar corticoesteroides, aunque el eje central del tratamiento de la alergia alimentaria es la dieta.

diagnóstico de alergia alimentaria

Existen varias opciones para alimentar a un perro alérgico. La primera de ellas es mediante piensos comerciales con proteína hidrolizada (hipoalergénicos o analergénicos). Actualmente existen en el mercado varias marcas que los ofrecen en formato seco, húmedo y premios. Su efectividad se debe a que la proteína está “cortada” en fragmentos muy pequeños que impiden al sistema inmune detectarla, de forma que no reacciona, aunque esta opción puede ser costosa en animales grandes.

La segunda opción es la dieta novel. Consiste en cambiar los ingredientes con respecto a los usados hasta entonces. Por ejemplo, si el animal comía una dieta que contenía pollo, una de las proteínas más alergénicas, se intenta cambiar por una que no sea de ave, como el buey o el cordero -o ingredientes menos usados hasta ahora como el jabalí o el venado- o proteínas de pescado como el arenque o el bacalao. Esta opción es la más económica y puede usarse en los casos menos graves.

En aquellos animales en los que se han realizado pruebas de alergia y se conocen los ingredientes a los que el animal reacciona, tenemos una tercera opción que es la dieta de exclusión. Consiste en formular una dieta que no contenga estos ingredientes. En ocasiones puede usarse algún pienso comercial que no los contenga, pero en los casos de multialergias puede ser necesario que la dieta sea casera.

Ante un caso de alergia es imprescindible seguir de forma estricta la dieta establecida, evitando ofrecer alimentos fuera de los marcados por el veterinario y llevando un diario de síntomas para poder controlar si el cuadro mejora o empeora, especialmente si estamos tratando de introducir ingredientes nuevos.

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