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¿Cómo afecta la insuficiencia renal crónica a los perros?

Las funciones del riñón son múltiples dentro del cuerpo del perro regulando, entre otras cosas, la tensión arterial o estimulando mediante la liberación de hormonas la producción de glóbulos rojos. Con el tiempo, estas funciones pueden fallar apareciendo la insuficiencia renal crónica, que afecta, sobre todo, a los animales mayores y que puede diagnosticarse con una analítica sanguínea.

Los riñones de los perros, al igual que ocurre en los humanos, cumplen varias funciones imprescindibles para el cuerpo. La primera es la depuración del organismo, donde estos órganos se encargan de filtrar la sangre y eliminar los tóxicos que se acumulan en ella.

Mediante la función del riñón se controlan los niveles de electrolitos como el sodio o el potasio. Además, son capaces de deshacerse de los desechos generados por el metabolismo como la urea y de otras sustancias más complejas como fármacos o tóxicos que puedan ingerir los animales.

Otra capacidad que tienen estos órganos es la de regular la tensión arterial. Los riñones son capaces de retener o eliminar agua y participar en la renovación de las células sanguíneas al ser los encargados de producir eritropoyetina, una hormona que estimula la producción de nuevos glóbulos rojos.

Los riñones están formados por estructuras microscópicas que funcionan de forma independiente para lograr un resultado común. Estas estructuras se denominan nefronas, existiendo en torno a medio millón de estas en cada riñón.

La insuficiencia renal crónica es una patología degenerativa causada por la destrucción o muerte de más del 75% de las nefronas del riñón, lo que hace que la función renal quede alterada. Hay que tener en cuenta, además, que gran parte de los pacientes caninos son diagnosticados cuando apenas quedan ya un 15% de nefronas funcionales.

Esta destrucción renal suele estar provocada por la edad, por lo que se trata de una enfermedad principalmente geriátrica. En términos globales, entre el 0,5 y el 1,5% de los perros sufren este problema, aumentando el porcentaje hasta el 10% en animales mayores de 8 años.

Cuando esto ocurre el animal comienza a desarrollar diversos síntomas. Uno de los más frecuentes es el aumento de la cantidad de orina, que además tiene un color claro. Esto se debe a que el riñón no es capaz de retener suficiente agua y se pierde una gran cantidad de líquido.

Debido a esta pérdida, los niveles de los diferentes electrolitos se ven alterados, pudiendo aparecer complicaciones en otros órganos. Es habitual también que los perros sufran anemias debido a una producción insuficiente de eritropoyetina.

Además, el acúmulo de toxinas como la urea puede provocar problemas digestivos que hagan que el animal padezca vómitos frecuentes, diarreas y, en los casos más avanzados, daños cerebrales que hagan que el perro esté desorientado, mareado o incluso pueda entrar en coma.

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