Todos los seres vivos necesitan el agua para vivir, pero en el caso de perros y gatos esta necesidad se acentúa porque al no sudar nuestras mascotas necesitan este líquido para hacer funcionar sus organismos y también para poder regular adecuadamente su temperatura corporal. Por esta razón un inadecuado suministro de agua puede comprometer su salud a corto y largo plazo.
Los perros y los gatos no sudan y eso significa que para que estos animales puedan regular su temperatura corporal necesitan beber con frecuencia, de ahí que el suministro de agua sea fundamental para su salud, dado que además este líquido interviene en mayor o menor medida en todos los procesos bioquímicos que hacen funcionar el organismo y que hacen posible su desarrollo.
A parte de que los animales puedan sufrir de sed, un suministro inadecuado de agua puede traducirse en malas digestiones, insuficiente hidratación de tejidos y órganos y a la larga en la aparición de cálculos urinarios, menor desarrollo físico, falta de vitalidad, infraproducción de leche en las hembras con cachorros, falta de minerales, mala osificación, etc.
Para medir la importancia que el agua tiene para las mascotas tan sólo hay que tener en cuenta que en los cachorros y animales más jóvenes el porcentaje de agua sobre su peso corporal puede alcanzar hasta el 80%, aunque en una edad adulta este porcentaje se reduce hasta situarse en un 70%.
Cuando el calor aprieta los perros necesitan tener suficiente agua a disposición ya que a través de la lengua y del jadeo consiguen refrigerar sus organismos y este comportamiento les reseca la lengua por lo que necesitan refrescarla con mayor frecuencia.
¿Cuánta agua necesita un perro o un gato?
En el caso de los perros los expertos calculan que la necesidad diaria de agua es 2,5 veces la cantidad de alimento seco que ingieren, una cantidad que puede ser algo superior en verano y algo inferior en invierno. En los gatos el porcentaje de agua a suministrar viene a ser él mismo.
¿Cómo traducimos esto a cantidades concretas? Un perro o un gato que tenga una actividad física normal requiere diariamente unas 70-80 kilocalorías metabolizables por kilogramo de peso, que se corresponden con unos 20-25 gramos de pienso seco (menos de un 10% de agua). Multiplicando por 2,5 la necesidad de agua será de aproximadamente 50-65 cc por kilogramo de peso.
Siguiendo esta fórmula aritmética a medida que aumente la ingesta de alimento y el peso del animal se deberá incrementar por lo tanto el suministro de agua, pudiendo llegar a los 150-200 cc por kilogramo. De esta forma una gata de 5 kg que se encuentre en periodo de amamantamiento puede necesitar beber un litro diario, mientras que en el caso de una perra lactante de 20 kg de peso la ingesta de agua puede llegar a los tres litros.
Cuando la alimentación de los animales esté basada en alimentos de composición húmeda hay que prever que la exigencia de líquido será menor, dado que el porcentaje de agua de los mismos supera generalmente el 75%.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que a diferencia de los perros los gatos suelen activarse por la noche y que en ese periodo de tiempo también beben, por lo tanto es fundamental cuidar que los bebederos estén llenos antes de acostarnos.
Consejos con el agua
Es importante que los bebederos estén siempre bien suministrados de agua limpia y fresca, porque un agua sucia o caliente puede provocar que los animales la rechacen y no beban lo suficiente. En el caso de los gatos no es mala idea colocar más de un bebedero en la casa con el objetivo de que siempre cuenten con agua a su alcance.
Si salimos de paseo, sobre todo en verano o con altas temperaturas, es fundamental llevar agua y un recipiente para que el perro pueda beber cuándo lo necesite. Si una mascota bebe poco o por el contrario bebe en exceso deberemos acudir al veterinario, porque ambos comportamientos son anómalos por regla general y pueden ser síntoma de alguna enfermedad.
Por otra parte, para saber si nuestro perro puede encontrarse deshidratado le pellizcaremos con fuerza en la parte trasera del cuello, tirando de la piel y soltando para observar cuánto tarda la epidermis en regresar a su estado natural. Si lo hace rápidamente todo está normal, pero si lo hace con lentitud debemos sospechar que algo no anda bien en el apartado hidratación.
También podemos descubrir síntomas de deshidratación en las encías. Estas tienen que encontrarse húmedas y resbaladizas, porque si por el contrario están pegajosas o sin brillo el animal está necesitando beber cuanto antes.