El organismo de los gatos y su metabolismo no está capacitado para sintetizar y obtener de los vegetales los nutrientes que necesita para su supervivencia, de ahí que estos animales estén obligados a llevar a cabo una dieta fundamentada en el consumo de carne lo que les convierte en “carnívoros estrictos” y les imposibilita para sobrevivir a base de dietas vegetarianas o veganas.
¿Puede ser un gato vegetariano o vegano?
La salud de nuestras mascotas está estrechamente ligada con una correcta alimentación, de ahí que la calidad, adaptación y equilibrio de la dieta sea un factor fundamental a la hora de asegurar su bienestar.
En este sentido cada vez más propietarios deciden apostar por dietas vegetarianas o veganas, aunque en este sentido hay que tener en cuenta que no todas las mascotas están capacitadas para admitir estas fórmulas alimenticias.
Desde un punto de vista evolutivo los gatos, por ejemplo, son animales que como el resto de felinos pueden considerarse estrictamente carnívoros, aunque ello no significa que eventualmente no puedan ingerir algún alimento de origen vegetal.
Analizada desde un punto de vista nutricional, la razón del “carnivorismo” de los gatos guarda una gran relación con los hidratos de carbono, las grasas, los aminoácidos y las vitaminas.
¿Qué es la gluconeogénesis y cuál es su función?
En relación con los carbohidratos es necesario saber que el metabolismo hepático de los gatos se caracteriza por la llamada “glucogénesis continua”, una capacidad fisiológica de carácter específico que les permite poder transformar las proteínas en glucosa y por extensión en fuente de energía.
La razón de esta especialización se debe a que el organismo de los gatos, a diferencia del de los humanos y el de los perros, no es capaz de metabolizar de forma óptima la glucosa a través de la enzima amilasa, una sustancia que en los gatos se encuentra presente en el páncreas y en la saliva, aunque en niveles muy reducidos.
Por esta razón el organismo felino tiene que adoptar como solución la glucogénesis continua, una circunstancia fisiológica que provoca que el requerimiento de proteínas sea más elevado que en el caso de los perros, lo que convierte a los gatos en carnívoros estrictos.
¿Qué aminoácidos necesitan los gatos?
En relación con las grasas y a diferencia de otras especies los gatos no pueden sintetizar el ácido araquidónico, un elemento fundamental para su organismo y que los gatos obtienen a través de la digestión de los tejidos de los animales que cazan y consumen, sobre todo en el caso de las aves.
En cuanto a los aminoácidos en el caso de los gatos hay que destacar la importancia de dos: la arginina y la taurina. El primero de estos aminoácidos se encarga de eliminar el amoniaco y su origen se localiza en el proceso de metabolización de las proteínas que tiene lugar en el hígado
Cuando los niveles de amoniaco no se eliminan de una forma eficaz comienza a parecer una serie de síntomas neurológicos que desembocan en la denominada encefalopatía hepática, de ahí que los gatos están obligados a ingerir grandes cantidades de proteínas que su hígado se encargará de transformar en arginina.
¿Qué vitaminas se le puede dar a un gato?
Por otro lado, en el caso de los gatos uno de los nutrientes de mayor relevancia es la vitamina A o retinol, un elemento que tiene una participación fundamental en la capacidad de visión, un factor de gran valor cuando se trata de animales que como sucede con los gatos tienen una vida que transcurre en horas nocturnas o de baja visibilidad.
Además, la vitamina A interviene entre otras funciones en la síntesis de algunas hormonas y en el proceso reproductivo de los gatos, que no pueden obtener la necesaria dosis de vitamina A a partir de la ingesta de vegetales, de ahí que necesiten consumir alimentos de origen animal como hígado, huevos o pescado.
Por otra parte, la vitamina B3 o niacina es otro de los nutrientes que el organismo de los gatos no puede sintetizar y que necesitan obtener a través de la ingesta de tejidos de animales, al igual que sucede con la vitamina B6 o piridoxina, fundamental para una correcta gestión de las transaminasas.
Por todas estas razones es frecuente observar cómo los perros que conviven con gatos suelen comerse el pienso de los felinos, mientras que al contrario raramente sucede, lo que incide en el carácter omnívoro de los cánidos y en el carnivorismo de los felinos.