El principal sentido de los perros es su olfato, después estaría su fino oído y por último la vista. Pero eso no significa que los perros vean mal, no aprecien los colores y sean poco menos que miopes. Los perros eran en sus orígenes animales salvajes, así que su supervivencia dependía de su buena capacidad para oler, escuchar y ver, poderes que a pesar de la domesticación todavía mantienen.
¿Cuál es el color que mejor ven los perros?
Para los perros su principal sentido es el olfato, pero eso no significa que sea cierta la falsa creencia de que los perros tan sólo ven en blanco y negro. Lo que sí es cierto es que los ojos de los perros distinguen menos colores que los ojos de sus dueños y eso tiene una explicación.
Esta menor capacidad se debe a que los humanos disponemos en nuestra retinas de tres tipos de células fotorreceptoras -los llamados “conos”- capaces de percibir tres colores (rojo, azul y verde), mientras que los perros tan sólo disponen de dos tipos de “conos”. Esto significa que los perros distinguen tonalidades de azul y amarillo, mientras que son incapaces de percibir tonalidades de rojo y verde.
A cambio de su “incapacidad” para distinguir colores los perros tienen en sus retinas más “bastones”, que son las células fotorreceptoras que nos permiten ver en la oscuridad, lo que les permite tener una capacidad de visión nocturna que es 4-5 veces superior a la nuestra.
¿Cuál es la visión de los perros?
Si los comparamos con nuestros ojos, en los perros estos “bastones” están adaptados para capturar y procesar las imágenes con una mayor rapidez y frecuencia, lo que explica su gran capacidad para detectar los movimientos. Esta es la razón por la que muchos perros prefieren los juguetes en movimiento (pelotas, palos, frisbees, etc).
Es esta circunstancia la que otorga a los perros cierta ventaja a la hora de calcular distancias y captar objetos en movimiento, lo que justifica que a cierta distancia los perros nos reconozcan por nuestros movimientos y no por nuestra silueta.
Se ha demostrado que un perro puede identificar a sus cuidadores a casi un kilómetro de distancia si estos se mueven, mientras que dicha percepción cae a casi la mitad si estos se quedan quietos.
Por esta misma razón si fuéramos capaces de saber lo que un perro piensa cuando ve la televisión, sabríamos que por sus características visuales ellos necesitan un mayor número de imágenes por segundo para poder percibir que lo que están viendo es la sucesión de imágenes de una película.
¿Cuánto ve un perro?
A parte de ver mejor en la oscuridad que nosotros, la segunda ventaja de los perros es su agudeza visual, que les sirve en la corta distancia para distinguir pequeñas diferencias con precisión.
Por el contrario, los perros son un poco miopes y tienen dificultad para distinguir personas y objetos a media y larga distancia (ratio de 20/75 en la escala de Snellen). Esto significa que una persona sin problemas de visión puede ver con claridad un objeto/persona situado a 23 metros, mientras que para verlo con la misma nitidez un perro necesita tener situado el objeto/persona a seis metros.
Por otra parte, los perros cuentan con adaptaciones que les facilitan la visión nocturna. Además de un gran número de “bastones” cuentan con pupilas muy grandes en comparación con la superficie ocular de sus ojos, lo que les sirve para captar más luz, y por otra disponen de un arma secreta.
El “tapetum lucidum” es una estructura se encuentra detrás de la retina y que a modo de espejo se encarga de reflejar la luz una segunda vez después de que esta haya pasado por la retina, facilitando la visión en circunstancias de baja visibilidad.
El “tapetum lucidum” es ese brillo que apreciamos en los ojos de los perros, y también de otros animales, cuando los faros de un coche los iluminan en la oscuridad.
¿Un perro puede ver mejor que otro?
Por otro lado, la capacidad visual de los perros también depende y mucho de la morfología de su cráneo. Los perros de hocico largo tienen mejor visión periférica (270º), mientras que en perros chatos este ángulo es de 180º (similar al de los humanos).
Esto se debe a la forma diferente de su “fóvea”, que es el área de la retina donde se enfocan los rayos de luz. Cuanto más alargada es la “fóvea” (perros de morro largo) mayor es el campo de visión y viceversa.
Esta circunstancia ha dado como resultado que los perros destinados a la caza posean hocicos largos, a semejanza de lo que sucede con otros cánidos salvajes, mientras que los perros de compañía han evolucionado hacia los hocicos cortos.
Por otra parte, a cambio de perder visión periférica los perros de hocicos chatos han ganado en la capacidad de enfocar aquello que tienen delante de sus ojos, lo que explica que puedan mirar a sus dueños de frente a corta distancia, mientras que los perros de hocico largo tienen que mirarnos de reojo o inclinando la cabeza.