La Navidad es una época en la que se incrementan los niveles de ruido, se alteran los horarios y las costumbres habituales y nuestras casas se llenan de familiares y amigos, circunstancias que provocan estrés en nuestras mascotas. Para evitarles molestias lo aconsejable es que los animales tengan a su disposición un espacio tranquilo en el que poder refugiarse y relajarse cuando lo deseen.

De una u otra forma las fiestas navideñas siempre alteran nuestras costumbres y el ritmo normal de vida y estos cambios es lo que peor llevan las mascotas. Cuando sus rutinas se ven alteradas perros y gatos pueden acabar sufriendo situaciones de estrés.
Si queremos que nuestra mascota no se altere con la llegada a casa de personas (familiares, niños y amigos) que no forman parte de su entorno habitual, lo aconsejable es reservar para nuestros animales un lugar tranquilo alejado del ruido.
Lo ideal es preparar con antelación un espacio donde el animal pueda refugiarse y donde cuente con su cama, sus juguetes, comida y bebida. En el caso de los gatos este refugio puede ser de lo más variopinto, ya que estos animales tienden a buscar escondites en el interior de armarios, cajas de cartón o en huecos bajo camas o sofás.
Es importante que este refugio sea un lugar sagrado al que las visitas no puedan acceder, porque el objetivo es que el animal encuentre tranquilidad siempre que lo desee. Esto es especialmente importante si los huéspedes son niños, ya que su insistencia en permanecer junto a las mascotas genera situaciones de tensión que pueden derivar en incidentes.
La decoración, un cambio importante
Es tradicional que nuestras casas sufran cambios importantes en las fiestas navideñas. Modificaciones en el mobiliario, árbol de navidad, belenes, decoración, velas perfumadas, etc, cambios que provocan que nuestros animales dejen de disponer de sus lugares favoritos.

En este sentido tenemos que intentar respetar sus espacios preferidos, realizando los cambios de manera progresiva y con cierta antelación para que los animales puedan irse adaptando poco a poco.
Junto con los cambios visuales y espaciales la Navidad implica más ruido de lo habitual y también muchos olores distintos. Teniendo en cuenta que perros y gatos son muy sensibles a los olores, es aconsejable evitar los aromas intensos y en lo posible colocar las prendas y enseres de los invitados lejos de nuestra mascotas, de forma que los múltiples olores de estos elementos no les alteren.
Acostumbra a tu mascota a estar sola
Salidas hasta altas horas y nuevos horarios son comunes en la época navideña, por lo que si previamente acostumbras a tu perro o gato ayudarás a que su día a día sea más llevadero. Debemos preparar a nuestras mascotas para que soporten las ausencias sin que ello les suponga un gran problema.

Por otro lado, es recomendable mantener las rutinas de alimentación, por lo que cuando sea necesario recurriremos a los comederos automáticos o a una persona de confianza con el fin de mantener dichos hábitos.
El paseo es otra de las costumbres que no debe cambiar, porque en el caso de los perros forman parte de su día a día. Debemos mantener tres salidas, siempre en función de las características, edad y estado de salud de cada animal, con el fin de que consuman energía, se relajen, pierdan ansiedad y emocionalmente puedan afrontar el resto del día con un buen equilibrio psíquico y físico.
Preparar a nuestros invitados
Finalmente, al entrar en nuestras casas muchas personas pueden pensar que tienen la obligación de llevarse bien con nuestras mascotas, pero debemos entender que no todos los animales toleran bien la presencia de desconocidos.

Unas instrucciones básicas, sobre todo en relación con la alimentación, pueden evitar gruñidos o zarpazos indeseados durante la velada, o que nuestras mascotas puedan llegar a ingerir alimentos de consumo frecuente en estas fiestas y que no son deseables para su salud.
