La llegada del frío y del invierno puede provocar la aparición de ciertos problemas de salud en nuestros perros y gatos, ya que la exposición a las bajas temperaturas puede pasar factura a sus defensas. Si queremos tener un animal sano y fuerte es recomendable una buena alimentación y cierta dosis de prevención, por lo que a continuación ofrecemos algunos consejos que pondrán a vuestras mascotas a punto para el invierno.
Con la llegada del frío muchos perros y gatos corren el riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas. El invierno es la temporada de las gastroenteritis, los constipados y de la tos de las perreras y muchos dueños se desesperan cuando sus mascotas presentan estos problemas.
Añadir que estas patologías aparecen especialmente en perros, dado que estos animales salen a la calle y con ello aumenta la posibilidad de contactar con numerosos virus. Cuando el contagio se produce el sistema inmunitario se encarga de eliminar el patógeno antes de que produzca infección, pero cuando el sistema inmunitario no está en plena forma comienzan los problemas de salud.
Por lo tanto, un sistema inmunitario fuerte evitará que virus, bacterias y hongos, lleguen a provocar enfermedades y en este caso la pregunta que se hacen los dueños de mascotas es, ¿Cómo pueden contribuir a reforzar las defensas de sus mascotas?
¿Cómo cuidar a los perros o gatos en el invierno?
La prevención es la mejor opción a la hora de asegurar una buena salud para nuestro perro o gato, pero lamentablemente no hay una receta mágica que sirva para todos los animales. Sin embargo, existen factores sobre los que podemos influir y que pueden ayudar a evitar riesgos para nuestras mascotas.
La higiene es quizás uno de los puntos de mayor importancia en la prevención de enfermedades. Por esta razón debe seguirse una correcta limpieza y desinfección de comederos y bebederos y también es fundamental mantener limpia la zona donde nuestras mascotas viven habitualmente y cualquier objeto o superficie con la que contacten.
¿Los perros sienten frío?
En esta prevención es también muy importante la higiene corporal. Mantener el pelaje limpio y libre de nudos evitará el frío, causa frecuente de bajada de defensas. Limpiar las patas o evitar que se acumulen restos de comida o heces en la boca o alrededor del ano debe ser una tarea periódica, al igual que la higiene dental, de los oídos o de los ojos, para prevenir infecciones.
Por otro lado, el ejercicio juega un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de casi cualquier ser vivo, ya que un organismo fuerte y en forma podrá luchar mejor contra los patógenos. Un ejercicio adecuado a la edad y estado sanitario reduce el estrés, fortalece músculos, tendones y ligamentos, protege las articulaciones y refuerza el sistema inmunitario.
Finalmente, la medicina preventiva es también una muy buena forma de evitar las enfermedades. Las desparasitaciones y vacunaciones periódicas reducen la carga parasitaria causante de numerosas patologías y evitan el contagio de enfermedades tan graves como la parvovirosis, el moquillo o la leishmaniosis o enfermedad del mosquito.
¿Qué temperatura es fría para un perro?
A los 8 grados algunos perros pueden empezar a sentir frío. A los 0ºC, las razas más vulnerables dan muestras de sufrir el frío. A partir de los -6ºC casi todos los perros pueden estar en riesgo de presentar hipotermia e incluso congelación.
¿Qué darle de comer a un perro o gato en invierno?
Como hemos visto tenemos muchas formas de prevenir las enfermedades y también podemos favorecer una mejora en las defensas de nuestra mascota actuando en aspectos tan sencillos como, por ejemplo, la dieta.
Una alimentación completa y de calidad provee de todos los nutrientes necesarios a nuestro perro o gato, de forma que su organismo se puede mantener fuerte y su sistema inmune estar siempre listo para combatir infecciones.
En cuanto a los suplementos actualmente disponemos de multitud de productos que ayudan a tener un sistema inmunitario fuerte. Los multivitamínicos pueden ser de gran utilidad en animales convalecientes o en crecimiento, pero deben ser siempre usados bajo prescripción veterinaria para no causar daños por sobredosis.
Por otro lado, una flora intestinal bien desarrollada ayuda también a mantener una buena salud general. En este sentido el uso puntual de probióticos puede mejorar las defensas y actualmente disponemos también de estimulantes de las defensas para lograr este propósito.
Es importante siempre tener en cuenta que debemos seguir el consejo de los profesionales y utilizar siempre productos específicos para perros y gatos cuyo uso, eficacia y seguridad están comprobados.
¿Qué pasa si mi perro tiene taquicardia?
La taquicardia grave puede comprometer el gasto cardíaco, disminuye el flujo sanguíneo coronario y aumenta la demanda recurrentes de oxígeno. Este tipo de arritmia es benigna y es la más común en perros.
¿Dónde deben dormir los perros y gatos en invierno?
En la época invernal, los perros que duermen a la intemperie deben contar con un espacio protegido del viento, la lluvia o la nieve. Utilizar serrín o cobijas para mantener el calor y controlar la humedad son también opciones válidas.
Respecto a los gatos, es recomendable emplear una cama especial para gatos o una caja de cartón cómoda es la manera de protección más idónea en verano. Suéteres o abrigos para gatos también son muy buenos para que tengan más calor, en especial si tiene poco pelo.
¿Qué cambios sufren los gatos en invierno?
Debido al menor número de horas de luz solar todos los seres vivos sufren cambios durante el otoño-invierno y los gatos no iban a ser una excepción. En esta estación los gatos pierden interés reproductor y dependiendo de si viven en exterior o si son totalmente domésticos también se pueden producir cambios más o menos acusados a nivel de hábitos alimenticios.
Al contrario de lo que sucede durante la primavera en otoño las horas de luz (fotoperiodo) comienzan a reducirse y esta circunstancia estacional tiene un importante impacto en todos los seres vivos a nivel fisiológico y de comportamiento.
En el caso de los gatos que pasan buena parte de su vida en exterior la menor exposición a la luz se traduce en una mayor producción de melatonina, la hormona que de forma natural está encargada de regular nuestro reloj biológico día-noche y de la que en gran medida depende la aparición y duración del sueño.
Por otra parte, hay que anotar que en el caso de los gatos la luz no es un factor único y fundamental para conciliar el sueño, de ahí que de forma generalizada los felinos posean una gran facilidad para dormir tanto de día como de noche.
En el caso concreto de los gatos hay que saber que estos animales pueden llegar a descansar entre 10 y 13 horas al día sin que ello nos haga suponer que puede existir un problema de salud.
Al mismo tiempo la melatonina también tiene implicación en la actividad reproductiva, dado que la actividad sexual de las hembras es lógicamente mayor en las estaciones con un fotoperiodo largo (con mayor cantidad de horas de luz solar) y por lo tanto con mejores temperaturas y cantidad de recursos disponibles, sucediendo al contrario durante el periodo de otoño-invierno.
Simultáneamente, en los gatos macho sucede algo parecido con la producción de hormonas sexuales masculinas. Todo ello explica de forma biológica por qué en el Círculo Polar el periodo reproductor de los gatos se reduce a los seis meses del año donde existe luz solar, mientras que por el contrario en la zona del ecuador terrestre pueden nacer gatitos en cualquier época del año.
¿Qué sucede entonces con los gatos que nunca salen de casa? Pues que una exposición continuada al ambiente doméstico y a la luz artificial provoca que todos aquellos comportamientos fisiológicos que están relacionados con la estacionalidad y las horas de luz solar tienden a ir desapareciendo de forma paulatina.
¿Cuándo comen más los gatos?
Otro cambio importante que sucede en otoño-invierno tiene que ver con los hábitos de alimentación. En este periodo se ha podido comprobar que los gatos que viven en exterior y cuentan con alimento disponible -no siempre sucede- tienden a comer en mayor cantidad cuando las temperaturas van haciéndose más frías y las horas de luz solar se reducen.
De forma opuesta con el cambio de estación los gatos domésticos no presentan un cambio acusado en su nivel de alimentación habitual. Por otro lado, es también cierto que desde un punto de vista fisiológico y de forma natural los gatos de más edad disminuyen su ingesta energética con la llegada del frío, mientras que en la mayoría de gatos más jóvenes sucede justamente al contrario.