El peso de los gatos depende de factores como la raza, actividad, sexo o si el animal ha sido castrado o no. Estas variables y algunas otras pueden provocar oscilaciones normales de peso en los felinos, pero tenemos que saber dar importancia a algunos síntomas que en ocasiones pueden mostrarnos que nuestro gato tiene algún problema de salud.

¿Qué pasa cuando un gato baja de peso?
Los gatos son mascotas con un carácter especial, tanto que se podría decir que se trata de pequeños animales salvajes. Aunque llevan miles de años de domesticación, su temperamento y hábitos suponen un enorme reto a la hora de darles unos cuidados adecuados.
Un buen ejemplo de esto es la alimentación. Los gatos son carnívoros por lo que su dieta debe ser proteica, libre de cereales y baja en hidratos de carbono y grasas. Además, al ser malos bebedores de agua debemos asegurarles una ingesta mínima de líquido ofreciéndoles parte de su dieta en forma húmeda.
Por otro lado, los felinos suelen ser animales desconfiados y huidizos en lo que a su salud se refiere y tienden a camuflar los síntomas de cualquier enfermedad. Esto hace que en muchas ocasiones sea complicado detectar signos tempranos más allá de cambios en el pelaje o el peso.
¿Cuál es el peso ideal de un gato?
Existen decenas de razas diferentes de gatos. Desde los pequeños Singapura que rondan los 2,5 kg, hasta los enormes Maine Coon que alcanzan hasta 11 kg. Además, dentro de cada raza existen diferencias entre machos y hembras y distintas morfologías que provocan un amplio abanico de peso entre ejemplares.
Para saber si nuestro gato tiene un peso adecuado hay que tener en cuenta que el peso puede oscilar en función de si el animal está o no castrado e incluso de la época del año, pero lo primero que debemos mirar son sus costillas.
Estas deben poder palparse con los dedos pero no marcarse externamente, al igual que ocurre con su columna vertebral y los huesos de la cadera. Además, el abdomen debe marcar una ligera cintura al llegar a la cadera si lo miramos desde arriba. Lógicamente esto es más difícil de valorar en gatos de pelo largo.
Actualmente, la mayoría de gatos domésticos tienden a sufrir de sobrepeso y obesidad debido a una dieta de baja calidad, un exceso de alimento y unos hábitos de vida sedentarios. Por esta razón cuando un animal está en su peso ideal tendemos a pensar que está delgado.
¿Qué pasa si mi gato come y no engorda?
Dado que es más frecuente encontrar gatos obesos, cuando un animal comienza a bajar de peso los dueños suelen preocuparse. Aunque es cierto que una bajada de peso no justificada ni asociada a un cambio de hábitos (dieta o aumento de ejercicio) no es normal, no siempre significa que el animal esté delgado y será el veterinario quien valore si su peso es adecuado y si existen otros síntomas que hagan pensar en algún problema de salud.

La primera causa de adelgazamiento es una dieta inadecuada en tipo o cantidad de alimento. Es importante optar por marcas premium con ingredientes de alta calidad y una formulación adecuada. También debemos asegurarnos que el animal come lo suficiente, algo que puede suponer un problema en hogares con más de un gato, especialmente si hay conflictos entre algunos ejemplares.
Problemas de estrés, como cambios en casa, o de dolor, como úlceras en la boca, gingivitis, problemas en la mandíbula o malestar general por alguna enfermedad pueden hacer que el animal reduzca la ingesta de comida. También un incremento de actividad genera un aumento de gasto calórico que puede generar un ligero adelgazamiento.
¿Cómo saber si un gato está desnutrido?
Por último, si observamos que nuestro gato come de forma normal y no tiene mayor actividad pero pierde peso hay que descartar enfermedades endocrinas como la diabetes o el hipertiroidismo, que aumentan el metabolismo y con ello el gasto calórico normal. Cualquier enfermedad que provoque este efecto puede causar un adelgazamiento, por lo que las infecciones y los tumores pueden ser también una posible causa.

Finalmente, ante una bajada de peso debemos plantearnos en qué fase de su vida se encuentra nuestro gato. Los cachorros tienden a ser más delgados y pueden bajar de peso en algunas fases de crecimiento, mientras que los animales mayores pierden masa muscular ya sea por la edad o por enfermedades crónicas como la insuficiencia renal.
