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Clamidiosis felina, enfermedad muy extendida en colonias felinas

La clamidiosis felina es una enfermedad ocular que afecta de manera habitual en casas con varios gatos o en lugares de gran de animales. Esta patología, caracterizada por la aparición de conjuntivitis, es de sencillo tratamiento mediante el uso de antibióticos y antiinflamatorios, aunque el carácter esquivo de los gatos complica la administración de los tratamientos y por tanto la recuperación de los animales.

Clamidiosis felina

Los ojos de los gatos son órganos especialmente sensibles y muy propensos a sufrir lesiones o enfermedades. Esto, sumado a que se trata de animales esquivos cuando sienten alguna molestia, hace que los problemas oculares sean frecuentes y recurrentes por su dificultad para tratarlos.

En este sentido uno de los trastornos más habituales es la clamidiosis felina. Se trata de una infección causada por la bacteria Chlamydophila felis, un patógeno muy especializado y que afecta casi únicamente a los gatos, aunque también se han descrito casos de contaminación en personas.

Esta bacteriase contagia de forma muy sencilla y por ello la clamidiosis es una patología muy habitual en hogares donde conviven varios gatos. Por esta razón criaderos y refugios son los lugares de más riesgo, dado que el estrés contribuye a la expansión de la enfermedad.

La clamidiosis se caracteriza por la aparición de conjuntivitis. Se calcula que uno de cada tres gatos que padecen esta enfermedad ocular están infectados por Chlamydophila. Se trata de un patógeno fácilmente eliminable con los desinfectantes habituales y que no sobrevive en el ambiente, por lo que el contagio se produce por contacto directo. Esta circunstancia convierte la clamidiosis en un problema crónico en lugares con alta densidad de animales.

Los síntomas más frecuentes son la inflamación y edema de la conjuntiva y de la parte interna del párpado, haciendo que el ojo se vea enrojecido e hinchado. En estos casos también es habitual la aparición de legañas mucosas o purulentas. Los gatos enfermos suelen mantener los ojos entrecerrados y estar mas huidizos, lo que a veces retrasa la detección de la clamidiosis.

En ocasiones puede aparecer también rinitis con estornudos y moqueo e, incluso, signos sistémicos como decaimiento, falta de apetito y fiebre leve. Muchas veces estos cuadros más intensos están asociados a una infección paralela con Herpesvirus, el patógeno causante de la rinotraqueitis felina.

El tratamiento consiste en el uso de antibióticos y antiinflamatorios mediante colirios, aunque en los casos más graves puede ser necesario también un tratamiento oral o inyectado para reducir los síntomas y aliviar las molestias del animal, estimulando así el apetito.

El diagnóstico suele hacerse basándose en la sintomatología clínica, aunque puede confirmarse mediante un cultivo de la secreción ocular. La clamidiosis es curable y, salvo que hayan aparecido complicaciones como úlceras corneales, no suele dejar secuelas. Actualmente existe una vacuna que, aunque no evita el contagio en todos los animales, si reduce los síntomas y acorta el cuadro. Está especialmente recomendada en criaderos y refugios para limitar el contagio y reducir la incidencia y la gravedad de forma notable.

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