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Brucelosis canina, una patología que afecta a perros y a humanos

La bacteria “Brucella canis” es la causante de la Brucelosis Canina, una patología muy contagiosa entre perros y que accidentalmente también puede contagiar a humanos. La Brucelosis suele causar infertilidad y abortos espontáneos y su diagnóstico puede realizarse a través de un simple análisis de sangre, aunque su tratamiento y cura requiere de buenas dosis de tiempo y paciencia.

BRUCELOSIS CANINA

“Cuida de tu familia, cuidando de tu mascota” es un lema veterinario que siempre conviene recordar. Los perros son excelentes compañeros de fatigas a la hora de compartir nuestras vidas, pero desde un punto de vista negativo también pueden ser portadores de algunas enfermedades de riesgo, como es el caso de la brucelosis canina.

Esta patología puede calificarse de “zoonosis”, un término científico que significa que puede transmitirse fácilmente a los seres humanos -y también a otros animales- que puedan entrar en contacto con fluidos (orina, saliva, sangre, etc.) de aquellos animales que se encuentren infectados.

En el caso de los seres humanos la brucelosis es conocida popularmente como “Fiebre de Malta”, dado que esta zona mediterránea, entre otras a nivel mundial, es de las más “sensibles” a la presencia de esta enfermedad.

La brucelosis canina está causada por la bacteria “Brucella Canis” que puede estar presente, entre otros, en el semen de los machos y en el líquido fetal y en la placenta de las hembras, lo que convierte a esta patología en la principal causa de anomalía reproductiva en perros y en la causa de abortos, muertes fetales o nacimiento de cachorros débiles.

brucelosis

Los principales síntomas de la brucelosis son difíciles de detectar, dado que esta enfermedad comienza desarrollándose levemente con procesos febriles de corta duración, para más tarde evolucionar a un nivel de mayor gravedad provocando entonces inflamación de la zona testicular en los machos, problemas de gestación en las hembras preñadas y, principalmente, esterilidad total o parcial en los animales que la padecen.

El tratamiento de la brucelosis canina con antibióticos no es garantía de una cura definitiva y rápida para este tipo de infecciones bacterianas, dado que los microorganismos se multiplican rápidamente, llegando incluso a convertirse en inmunes a la acción de los fármacos, y tampoco existe como en otros casos una vacuna preventiva, de forma que los perros infectados deben ser sometidos a un tratamiento veterinario prolongado.

Por regla general, los animales que padecen brucelosis quedan inutilizados para la reproducción. En primer lugar por las secuelas que deja esta enfermedad en los órganos que componen el aparato reproductor y en segundo lugar por los riesgos de que la bacteria pueda mantenerse latente en semen, líquido vaginal, etc.

Las organizaciones veterinarias de diversos países europeos, incluido el Reino Unido, están advirtiendo de un aumento en sus territorios de los casos de Brucelosis canina, una patología de origen bacteriano que también puede contagiarse a humanos (zoonosis) y que está provocada por el patógeno “Brucella canis”, descrito por primera vez por el científico norteamericano Leland Carmichael en 1966.

brucella test

La Brucelosis se encuentra tanto en perros domésticos como en ejemplares semisalvajes o asilvestrados, transmitiéndose principalmente a través de los fluidos genitales. Esta patología se caracteriza por tener un alto grado de contagio entre perros, pudiendo permanecer oculta cuando los ejemplares afectados se consideran asintomáticos.

Uno de los mayores problemas de esta enfermedad es que puede provocar esterilidad, abortos espontáneos (uno de los síntomas principales) o servir de origen a la aparición de patologías de transmisión sexual. Por otro lado, la bacteria “Brucella canis” también puede ocasionar la inflamación de los ojos y de los ganglios linfáticos de las ingles, la mandíbula y los testículos.

Por norma general para los veterinarios diagnosticar la Brucelosis no requiere un proceso complejo. En la mayoría de los casos suele ser suficiente con un análisis de sangre y en el caso de hembras que hayan sufrido abortos puede confirmarse el diagnóstico con una extracción y posterior análisis de muestras de tejidos abortivos.

Una vez comprobado que nuestro perro sufre de Brucelosis el tratamiento suele basarse en el suministro de antibióticos durante aproximadamente un mes, periodo tras el cual el animal deberá ser sometido a nuevos controles periódicos hasta asegurarse de que la bacteria ha perdido efectividad, aunque se trata de una enfermedad puede permanecer latente durante largos periodos de tiempo.

Por ejemplo, está comprobado que en los machos la bacteria que provoca la Brucelosis puede permanecer en su semen durante al menos dos años, una circunstancia que incrementa el riesgo de contagio. Por esta razón los veterinarios aconsejan la esterilización y castración como métodos para evitar o reducir la transmisión bacteriana.

Además, en el caso de los machos la orina puede ser también un importante vector de contagio.

brucelosis canina

Al tratarse de una enfermedad con calificación de zoonótica la Brucelosis puede pasar de perros contagiados a humanos, de ahí que las autoridades veterinarias y sanitarias estén obligadas a alertar sobre los casos que se produzcan en sus respectivos territorios con el fin de elaborar protocolos de prevención.

¿Cómo se puede producir el contagio perro-humano? Simplemente por inhalación de aire contaminado, algo que puede ser factible en el interior de un domicilio, en criaderos, perreras, protectoras, etc., o al entrar en contacto las personas con fluidos, orina o sangre de perros infectados.

Por otro lado, es muy difícil que el contagio entre humanos pueda producirse, aunque se han dado casos de contagios persona-persona a través de transfusiones, contactos sexuales o de madre-bebé a través de la leche materna.

Es importante tener en cuenta que la “Brucella canis” es una bacteria que puede persistir en el suelo y en el agua superficial durante periodos de hasta 80 días, pudiendo sobrevivir durante meses cuando se encuentra en superficies congeladas.

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