Un estudio realizado en Estados Unidos demuestra que las personas con perro tienen más probabilidades de vivir más y suman menos riesgos de sufrir accidentes cardiacos y cerebrovasculares. Tener mascota es bueno para evitar problemas de soledad y depresión y, además, fomenta la actividad física, circunstancias que contribuyen positivamente a tener una vida saludable.
El último número de la revista de la Asociación Americana del Corazón –Circulation: Cardiovascular Quality & Outcomes– publica un interesante estudio sobre la influencia que tienen los perros en una vida más larga y más saludable, cardiovascularmente hablando, para sus propietarios, sobre todo cuando se trata de pacientes que han superado accidentes cardiacos o cerebrovasculares.
En
las conclusiones de este estudio se recoge el
hecho de que “tener perro” es una circunstancia que se asocia a la reducción de
los factores de riesgo que desembocan en este tipo de problemas. Esto se debe a
que las mascotas contribuyen
positivamente a evitar el aislamiento social y fomentan la actividad física,
reduciendo con ello la presión arterial, dos
cuestiones positivas para las patologías cardiacas y que provocan que los niveles de salud sean mejores en personas
con perros.
Para
poder realizar estas afirmaciones los
investigadores compararon cuáles eran los niveles de salud de personas con perros
y de personas que no tenían mascota después
de haber sufrido un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Los pacientes
estudiados vivían solos y tenían entre 40
y 85 años.
En
comparación con las personas que no tenían perro, los investigadores encontraron que el riesgo de muerte tras un ataque cardíaco era un 33% más bajo, mientras que en el caso de los
pacientes que habían sobrevivido a un
accidente cerebrovascular el riesgo era un 27% menor.
Por
otro lado, en el estudio se señala el dato de que de 182.000 personas que sufrieron un ataque cardíaco, tan sólo un 6% eran dueños de perros, y que de cerca
de 155.000 personas que padecieron un
accidente cerebrovascular isquémico, sólo el 5% eran dueños de perros.
El menor riesgo de muerte asociado con
la propiedad de un perro puede explicarse como afirmábamos
anteriormente por un aumento en la actividad
física y por la disminución de la depresión y la soledad, dos factores
estos últimos que son de riesgo para la salud.
Finalmente, los investigadores encontraron que, en comparación con quienes no tenían animales, los dueños de perros experimentaron un 24% de riesgo reducido de mortalidad por todas las causas, un 65% menos de riesgo tras un ataque al corazón y un 31% menos de riesgo por problemas cardiovasculares.